
A Sarkozy de la igual Europa, la Cámara y los deseos mayoritarios de los ciudadanos del continente. Su obsesión enfermiza por borrar del mapa el intercambio de archivos en Internet no conoce límites. Dudamos en achacar esa tenacidad al hecho de que su mujer sea cantante porque al presidente francés se le reconoce esa tozudez inasequible al desaliento desde que gobierna el país y antes de casarse con la modelo. Hoy puede ser día que comience el declive de Internet en el país vecino. La ley ha sido aprobada por muy poco con un total de 296 votos a favor y 233 en contra. La izquierda francesa se ha posicionado en contra y también una buena parte de diputados conservadores, pero finalmente, la tan traída y llevada ley, verá la luz en los próximos meses. El método para intimidar a los internautas consiste en crear una organización específica que se encargue de llevar a cabo los mandatos de la ley. Avisarán 3 veces a los usuarios que descarguen contenidos protegidos con derechos de autor y si no ceden en su actividad, terminarán por cortarles la conexión y obligarles a seguir pagando por un servicio que no están utilizando. Una medida absolutamente demencial y sin ningún tipo de justificación. Tanto es así, que el Partido Socialista francés ya ha anunciado que va a recurrir el texto ante el Consejo Constitucional. Exhibiendo una limpieza de ideales sorprendente, la izquierda gala mantiene su lucha contra esta ley a pesar de los artistas y los intelectuales progresistas que no paran de criticarles.

